Mezzosopranos y kokotxas.

He venido surcando los mares al MCCXLVII CONGRESO TRANSOCEÁNICO DE SERES MITOLÓGICOS.
Me hallo inmersa en un tsunami emocional, ya que acudo como portavoz de Arrainandereak S.L. (con sede en Bermeo).
Me hace una ilusión tremenda compartir experiencias acuáticas a la par que húmedas.
Esta edición versa sobre algo muy en boga en estos tiempos; las intolerancias.
Ni que decir tiene la cantidad de molestias que nos generan. Yo, como buena sirena, soy muy pero que muy, muy intolerante.

z01Ariel, justico antes de darse al onanismo en el spa.

Después de mucho barruntar, hemos dado con el top ten de las movidas que no toleramos. Verbigracia:
En un puesto aventajado, coletean esas gentes cansinas que te agarran cuando hablan, mientras te roban el oxigeno, como si te fueras a escapar como el agua en una cesta.
Siguiendo la corriente, nos topamos con esas personas humanas, que carecen de vicio alguno… ¡NO TE FÍES!… ¡Te conozco bacalao aunque vengas rebozao!
Ya de lleno, y en plena marejada ( a fuerte marejada) resoplan las tan temidas mosquitas muertas. «Dios me libre de las aguas mansas que de las bravas me libraré yo» ( tesina compartida con  John Locke, un crack, un amigo)
Y en la cresta de la ola, la peña chunga, pero chunga, chunga, es la que cena flojo.
¡Sinvergüenzas! A la que te descuides, te echan el anzuelo para meterte en su red. Eso no hay ventresca que lo aguante, ni kokotxa que lo resista.

«Camarón que se duerme se lo lleva la corriente»

Jack Cousteau